miércoles, 8 de mayo de 2013

Ayer te besé en los labios...

Ayer te besé en los labios...
Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto,
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más. El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada ya,
para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.

Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no...
-¿Adónde se me ha escapado?-.
Los pongo 
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos. 


Vuelves a mi, y vuelve tu boca a juntarse con la mia. Todo sería perfecto si un gran vacio no ocupase todo mi ser, y es que desde que te fuiste empezó mi corazón a echarte de menos y a degradar lo que sentía. Todo sería perfecto si tu no solo me buscaras cuando me necesitas, cuando necesitas encontrarte con una persona que te llena, que te valora, que te hace sonreir... Sinceramente odio tener que decir esto, pero creo que aun sigo pensando en ese futuro que creamos en un mundo dónde las realidades nos separan. Al menos tu vuelves a mi, al menos dices que me echas de menos, al menos quieres volver a repetir ese beso que paró el tiempo. 
SoplodeCéfiro

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